Uno de los propósitos de fin de año más populares es el de ahorrar.

Muchos lo hacen durante las primeras semanas, pero lo cierto es que con el paso del tiempo dejan de hacerlo y la intención se queda en el olvido, junto con la dieta y el resto de propósitos de año nuevo.

El principal motivo de esa deserción es la falta de acostumbre para ahorrar; muchos lo consideran inútil  y otros más lo ven como algo imposible, porque creen que no tienen el dinero suficiente para cubrir sus gastos y ponerse a ahorrar.

Lo ideal es que los gastos vayan en la medida de los ingresos, por lo que cuánto ganamos no determina si ahorramos o no.

Lo que suele condicionar la voluntad para ahorrar es la existencia de una meta, eso que motiva a mantenerse ahorrando.