Crear desafíos familiares, planteando pequeños retos que se deben cumplir con la ayuda de todos los miembros de la familia, teniendo como objetivo final un ahorro común.

Divertirse un fin de semana sin gastar ni un peso, planear comidas creativas antes de tener que ir al supermercado, vender juguetes viejos que ya no se usan para comprar juguetes nuevos; son ejemplos de actividades que pueden ayudar al ahorro en familia.

Con tan solo cumplir los retos se estará produciendo un ahorro familiar automático, pero parte de ese ahorro puede ir a parar como premio a un bote común por haber evitado gastar el dinero.