La primera etapa se extiende hasta aproximadamente los 18 años, los gastos son afrontados por los padres o tutores. En este período, se define el conjunto de principios fundamentales que incidirán en las decisiones financieras para el resto de la vida.

Entre de los 19 años y hasta los 30, los individuos consiguen su primer trabajo y logran su independencia económica. La persona comienza a conformar su patrimonio adquiriendo sus primeros bienes importantes (ejemplo: automóvil o departamento).

De los 31 años y hasta los 45 se caracterizan por un incremento en los ingresos producto del crecimiento profesional. Asimismo, se incrementan los gastos, especialmente los originados en la formación de la familia propia y la crianza de los hijos.

Desde los 46 y hasta aproximadamente los 55 años, los ingresos se encuentran en el tope de una consolidación profesional. La mayoría de los individuos finalizan la conformación de su patrimonio básico (terminan de pagar hipotecas), comienzan a adquirir activos contrayendo poca deuda (o sin ella) y comienzan a pensar en su retiro.

Entre los 56 y 65 años, los ingresos tienden a estabilizarse para luego declinar; a su vez los gastos relacionados con la manutención y educación de sus hijos disminuyen.

La etapa que comienza a los 65 años se caracteriza por la disminución de los ingresos. El nivel de consumo dependerá del ahorro pasado y de la renta de las inversiones efectuadas.