La mayoría de las personas piensan que ahorrar es muy difícil porque tienen muchos gastos, por lo que necesitan tener claro cuales son sus gastos para saber cual es el monto de los mismos.

El primer paso sería ponerlos por escrito, anotando cuáles son los gastos y cuáles son los ingresos totales para dividir las cuentas en dos partes:

INGRESOS: Suelen variar muy poco, a menos de que el salario sea variable o se cuente con inversiones que nos aporten dividendos. Por lo tanto, lo planificado debe coincidir con lo estimado.

GASTOS: Deben dividirse en categorías y, en cada uno de ellas, colocar diferentes conceptos, como los gastos típicos que deben afrontar todas las familias o las personas. En el caso de que se tenga algún gastó fuera de lo común este debe colocarse en una categoría aparte.

Esto sirve para: Identificar todos los gastos, balancearlos, y ajustar aquellos gastos que sean excesivos.

Si una gran parte de los ingresos son destinados a pagar créditos (tarjetas, préstamos personales, hipoteca) es necesario diseñar un plan de acción para eliminarlos poco a poco, empezando primero por las tarjetas y los préstamos personales.

Es cierto que el dinero es para gastarlo, pero es necesario ahorrar para el retiro, a menos de que se esté dispuesto a bajar el nivel de vida cuando lleguen esos años.

Muchos gastos son ineludibles (luz, agua, electricidad) pero con un consumo responsable se pueden reducir el gasto en el teléfono móvil, en el teléfono fijo, en internet, en tv por cable o satélite, etc.